Como todos los peruanos sabemos, nuestra
Policía Nacional es fiel devota de Santa Rosa de Lima, la joven monja
católica peruana que se destacó por su vocación de servicio y que obtuvo una gran
reputación debido a la severa austeridad que practicó.
Por todas estas cualidades fue que nuestra
policía la tomó como su Santa Patrona, ya que ésta institución fue creada para
servir y proteger a los ciudadanos, lo cual viene haciendo ejemplarmente, pero,
como todos sabemos, dentro de la institución también hay muchos de sus miembros
con otro tipo de “vocación de
servicio”.
Por eso yo me pregunto:
Cada vez que uno de estos servidores públicos
que manchan el buen nombre de su
institución se encomienda a la
Santa para pedirle que lo proteja en su labor, o para pedirle
que le conceda un deseo como es tradición en lo que se refiere a ésta ejemplar
mujer, ¿ le pedirá ella primero que le
compre una rifa, o que le traiga
papel para anotar su petición, o unos galones de pintura para pintar su
capilla? o simplemente el solicitante tendrá que esperar, si es que no le da “una aceitadita”, hasta que a la Santa le venga en gana
acceder a su pedido. Como tenemos que hacerlo nosotros cada vez que necesitamos
que nos hagan una copia de denuncia o algún otro trámite en una comisaría.
Por que lamentablemente desde hace largos
años muchos policías se han acostumbrado a que para cumplir con su función
debemos rendirles pleitesía o
para decirlo “a calzón quitado”, a cobrarnos
por el “milagrito”, sobre todo si tenemos la mala suerte de necesitarlo con urgencia.
Si bien, en la mayoría de los casos nosotros hemos tenido la culpa de que
hechos como éste ocurran, pues en vez de denunciar a los malos elementos hemos
accedido a sus ilegales peticiones, de
ningún modo tenemos que resignarnos a que las cosas continúen de esta manera.
Yo sé que hay muchísimos
policías honrados y que no se
merecen esta crítica, y que muchos de ellos son verdaderos héroes que arriesgan
sus vidas por liberar al Perú de la lacra terrorista y del narcotráfico, siendo
usados, por los miserables de sus jefes como carne de cañón , y enviados al
frente prácticamente a luchar en ropa interior y sin el armamento adecuado.
Pero también es cierto que hay otro tanto que se merecen éstas críticas con
creces, ya que se la han ganado a
punta de sus abusos.
Creo que la mayoría de personas por no
decir todas las que han tenido la necesidad de requerir de los servicios de las
comisarías pueden dar fe de lo que estoy diciendo.
Para citar un ejemplo muy común, cuando un ciudadano va a asentar
una denuncia, primero el policía escribe
ésta a mano en un libro de ocurrencias y luego citan al denunciante para otra
fecha en la que deberá rendir su manifestación. Esto puede durar mucho tiempo
dependiendo del humor en que se encuentre el encargado de tomarla. Siendo esto
sólo el principio de una larga odisea, pues si la denuncia es hecha contra una
persona específica, tienen que citar al denunciado para que también rinda su
manifestación y si éste no se presenta a la primera citación tenemos que
esperar hasta que al policía le de la
gana de volver a citarlo por dos ocasiones más, luego de las cuales se supone
que tendrían que citarlo de grado o fuerza lo cual podría darse el día del
juicio final si es que el denunciante no esta yendo constantemente a la comisaría
a exigirle al policía que cumpla su
labor como es debido.
De esta manera, una denuncia simple, como es
la de daño a la propiedad, puede alargarse en ser resuelta varios meses. Por lo
que en muchos casos el denunciante cansado de estos abusos y de la pérdida del
tiempo invertido, deja la denuncia por aburrimiento o en caso contrario, si es “criollazo”, se ve obligado a
preguntarle al policía cómo se puede
hacer para “arreglar” el asunto en el tiempo que corresponde. Llegando a
cometer de ésta manera un soborno,
al cual por lo menos una de las partes
ya está acostumbrada.
Pero para ejecutarlo, ambos se hacen los
cojudos y ponen “cara de circunstancia”
para perpetrar éste acto ilícito, que, según los avisos que está publicando el
Ministerio Del Interior es penado hasta
con 5 años de cárcel. Claro que sólo los encanarían si por su mala pata
se encuentran con un juez probo, por que según las encuestas, el poder judicial
está más podrido que los cadáveres que
aun no se han podido rescatar de los escombros del terremoto de Pisco.
¿Qué sentirá la “Santa Patrona” al ver cómo
están actuando muchos de sus protegidos policías?, pregunto esto pues estoy
seguro que muchas de las cartas con deseos escritos por sus fieles devotos civiles deben referirse a que
se les dé solución a éste tipo de arbitrariedades de las cuales están siendo
víctimas.
Pero poniéndonos en un plano más terrenal, no
estaría mal que ahora que el Ministerio del Interior dice haberse puesto las
pilas para mejorar la situación de nuestros policías quienes según hemos visto
en la TV. Viven peor que animales en las comisarías, haga poner en
todas las delegaciones y en los
diferentes medios de comunicación
avisos donde se indique al ciudadano los tiempos máximos necesarios para
que se resuelvan sus denuncias o cuanto tiempo tomara según el caso en pasar a
otro fuero como el Poder Judicial etc. Donde figuren además los teléfonos en
los cuales el contribuyente se pueda informar al respecto y donde sean
atendidos por personal calificado en el
tema para que de ésta manera, poder denunciar al policía que nos esté
dando un paseo por el mundo de
“huevelandia” y donde además podamos
destacar la labor de los policías probos para que obtengan el merecido
reconocimiento, ya que como dije anteriormente hay muchísimos policías que van mas allá de su deber para ayudar a las
personas.
Por otro lado el Ministro del Interior debería ponerse en el
pellejo de los buenos policías,
o por lo menos hacer la prueba de vivir unos cuantos meses con el miserable sueldo que reciben por su
importantísima labor para que
sienta las penurias que tienen que pasar estos servidores públicos que ya son
héroes con el solo hecho de poder vivir con la miseria que ganan sin cometer el
delito de soborno.
Tal vez así, estaría dándole una mano a la Santa Limeña que al
verse saturada de tantas quejas de ésta índole podría terminar con un tremendo
surmenage y acabaría arrojando al pozo de los deseos a todos esos malos
elementos, lo cual no estaría nada mal.
Bueno, los dejo porque ya mis loqueros se acercan con 45 metros
de cadena, amenazando enrollármelos al cuerpo y tirarme con ellos a un pozo
lleno de mierda, para ver si me gusta el olor al agua de culonia.