Esta es la primera vez que este loco “se pela” todo una
columna, artículo o escrito completo de un medio, pero en realidad es que La
columna del Director del Diario La Razón, Plinio Esquinarila, hizo que por más
enajenado que yo me encuentre, decida tomar prestada su columna y pegarla en
este blog, pues explica la situación de una manera más clara que albina calata,
y a la sombra.
Por: Plinio Esquinarila
Columna del Director | 6 noviembre, 2013
Tomado del Diario La Razón.
La ciudadanía debe haber leído estupefacta la
exigencia de cierta prensa “progre” que pide, lacrimosa, que la disidencia
abierta o moderada respecto del informe final de la CVR debería arrepentirse de
las críticas a su “sacrificado” trabajo, como si ese informe de la zurdocracia
criolla fuera vinculante, sacrosanto, hecho con mano divina y no humana. De
verdad que esta exigencia, incluso respecto de la legisladora fujimorista
Martha Chávez, no solo es risible, sino propia de gaznápiros. Y es que todo lo
que es hechura humana, más aún si ocurre en el terreno social, político o
cultural, que tiene además fuerte ingrediente subjetivo, como bien lo ha
precisado el legislador Mauricio Mulder en un debate congresal de ayer, no solo
es mejorable, criticable y reformable, sino hasta derogable, porque nació por
decreto supremo firmado por el señor Alejandro Toledo, el mismo que está
investigado ?agregamos nosotros- por el presunto delito del lavado de activos
de hasta por 50 millones de dólares en el caso Ecoteva. El citado debate tuvo
lugar en la Comisión de Justicia del Congreso que se reunió para ratificar en
los hechos a la señora Martha Chávez en el grupo de trabajo encargado de
estudiar la implementación de los derechos humanos, la defensa de los peruanos
en el exterior y el seguimiento de las controvertidas recomendaciones de la
CVR.
Puestas así las cosas, ¿nos van a decir que la CVR
es intocable por la mera chilla de las ONG y la chiquillada tuiterita que en
las calles hace berrinche? No pues. Ha hecho bien la citada comisión de votar
contra la nueva intolerancia, la caviar, que es la antítesis de conductas del
mismo signo que tuvo el régimen fujimorista en sus años de gloria, donde Martha
Chávez era precisamente una de las voceras más calificadas.
Pero han pasado los años y cada cual deberá
defender sus ideas con firmeza, pero sin fundamentalismo alguno. Y es que la
intolerancia no se combate con intolerancia sino con la democracia, como bien
lo han hecho notar los integrantes de diferentes bancadas, a excepción de los
nacionalistas, que estaban asustadizos por el chantaje a su jefe Humala por la
eventual reapertura del caso Madremía y la queja ante la CIDH por 24 muertes
por “represión” de conflictos sociales.
Finalmente subrayemos que la señora Chávez había
estado en ese cargo desde el año pasado. Si eso es así, ¿por qué no protestaron
en su oportunidad? Esa es la pregunta del millón de dólares: ¿podría ser porque
ahora en el Congreso quieren revisar cómo es que se defiende el Estado en la
justicia supranacional? Sí. Pero más que por eso, al ejército de resentidos de
la gauche caviar se les ha erizado los pelos al enterarse que ahora sí podría
salir a luz la lista de la mermelada, es decir los que cobraron para defender
ese operativo de venganza contra la milicia y sus jefes, con el obvio objetivo
de trocar una victoria militar de las Fuerzas Armadas en una derrota política a
favor del terrorismo. De esta forma vendieron su pluma para lapidar la memoria
heroica de la lucha antiterrorista que tarde o temprano se tendrá que revertir.
Memoria que no pudieron borrar con la persecución contra empresarios y
tecnócratas como Jorge Camet en el terreno de la reforma en pos de una economía
libre.