Según Alejandro Toledo, ex lustrabotas que ascendió a Presidente, para luego descender a ser "lame patas" de su ex golpista, los "Wikileaks" que lo mencionan como una especie de Juan Charrasqueado versión chola, es decir, “mujeriego y en ocasiones de gran bebedor”, son más falsos que el amor que su mujer siente por nuestro país.
El "sano y sagrado" ha hecho publicar en la página web de su partido, un comunicado que dice que el embajador Hamilton “es una fuente desacreditada y nefasta para el Perú ya que conspiró contra el proceso de recuperación de la democracia gestado en el año 2000.
Además aseguró que “Durante su paso por el Perú, este funcionario, ligado a la CIA, se alió con Montesinos y Fujimori para enraizar una línea dura en la región, alejada de la defensa de la Democracia y los Derechos Humanos”.
Está bien, pongámonos en el caso de que lo que dice sea cierto.
Entonces ¿¿Qué pasó en el año 98, cuando con el cuento de que lo habían secuestrado se metió tremenda juerga en el Hostal Melody con 5 "jugadoras" e hizo tanto roche que su mujer, que en ese tiempo lo denunciaba por maltratos y él a ella por robo y otras perlas, pueden leerlo en este link , le hizo pasar un análisis toxicológico QUE SALIÓ POSITIVO PARA COCAÍNA Y PBC??
Es decir, ¡¡además de coquero pastelero!!, y como saltó el chupo, pues alguien de la clínica San Pablo dio copia de esos análisis a la prensa, la "amorosa" parejita intentó hacernos creer, digo intentó, pues nadie se lo creyó, el cuento del secuestro.
Como ustedes ya saben, yo soy orate y les estoy escribiendo desde mi cuarto en el manicomio donde tengo oculta una computadora que me presta mi compañero de cuarto Napoleón Bonaparte, y ya tengo que dejarlos pues se acerca el hombre de blanco que nos pone las inyecciones, pero les dejo unos videos para que se acuerden del "cholo".
Es decir, ¡¡además de coquero pastelero!!, y como saltó el chupo, pues alguien de la clínica San Pablo dio copia de esos análisis a la prensa, la "amorosa" parejita intentó hacernos creer, digo intentó, pues nadie se lo creyó, el cuento del secuestro.
Como ustedes ya saben, yo soy orate y les estoy escribiendo desde mi cuarto en el manicomio donde tengo oculta una computadora que me presta mi compañero de cuarto Napoleón Bonaparte, y ya tengo que dejarlos pues se acerca el hombre de blanco que nos pone las inyecciones, pero les dejo unos videos para que se acuerden del "cholo".