El inesperado anuncio de renuncia de Benedicto XVI
al papado, supuestamente por motivo de salud, ha despertado las dudas de si no
se trata en realidad de un asunto político, sobre todo en vista de la relación
de Joseph Ratzinger, desde sus días como gran inquisidor, con los escándalos de
abuso sexual contra niños por parte de sacerdotes católicos.
Este lunes el papa Benedicto XVI sorprendió al
mundo con el anuncio de su renuncia, la primera en 600 años de historia del
pontificado de Roma (la última había sido en 1415, por parte de Gregorio XII,
quien casualmente estuvo involucrado en la condena de cismático lanzada contra
los antipapas Benedicto XIII y Alejandro V). De acuerdo a la decisión tomada,
Joseph Ratzinger permanecerá al frente de la jerarquía católica solo hasta el
último día de febrero, luego de 8 años de haber estado en el puesto.
Según la versión oficial, Benedicto XVI deja el
papado por razones de salud: a sus casi 86 años, no parece fácil sobrellevar el
ritmo de vida que exige su labor, política sobre todo aunque se disimule bajo
los velos de la religión.
Sin embargo, en vista de la situación por la que
atraviesa la Iglesia católica desde hace algunos años y, dentro de esta, sus
cúpulas —los escándalos de sacerdotes pederastas que se presentan y se
multiplican en todo el mundo y que, como en el caso de Marcial Maciel, se
extienden incluso (o sobre todo) en los círculos más influyentes y selectos del
poder jerárquico; la poca transparencia en sus finanzas, la pérdida de fieles y
otros problemas no menos preocupantes— ha despertado preguntas sobre los
verdaderos motivos detrás de la dimisión, si, quizá, se trate en realidad de
una retirada de causas y consecuencias políticas más o menos bien pensadas.
Recordemos que antes de ser papa, Joseph Ratzinger
era el encargado de la Congregación para la Doctrina de la Fe, nombre pomposo
que actualmente se da al Santo Oficio, la Inquisición de tan deshonrosa historia, justo en la época en que se hizo
pública la licenciosa y deplorable vida sexual del fundador de los Legionarios
de Cristo y el Regnum Christi, Marcial Maciel, bendecido tanto él como sus
congregaciones por el mismísimo Juan Pablo II. Cuando los casos de abuso sexual
contra niños fueron dados a conocer por periodistas, activistas y otras
organizaciones, Ratzinger, en su calidad de gran inquisidor, era uno de los
pocos dentro de la Iglesia católica que contaba con la mayor información
posible al respecto. “¡Cuánta suciedad hay en la Iglesia!”, dijo, en 2005, poco
antes de que fuera electo como sucesor de Juan Pablo II.
¿Qué cambió desde entonces para que Benedicto XVI
optara por la renuncia? Es posible, en efecto, que por su bienestar personal
haya previsto desde hace algunos meses este escenario, pero siempre cabe la
posibilidad de algún detonante, un acontecimiento inesperado que suscitara o
aun precipitara la decisión y el anuncio. Teniendo en cuenta que los hechos de
pederastia se dan entre los prelados más encumbrados del catolicismo y también
entre personas de notable influencia ligadas con la Iglesia —empresarios,
políticos, etc. —, pareciera que Ratzinger se está haciendo a un lado,
reconociendo por fin la dimensión inhumana de esa “suciedad” al interior de la
Iglesia.
Recientemente, por cierto, un mayordomo personal de
Benedicto XVI, Paolo Gabriele, fue encarcelado por filtrar documentos oficiales
de la Santa Sede, los cuales ofrecían evidencia de sobornos, contratos
millonarios y otras expresiones de corrupción financiera que, según se ve, es
cosa de todos los días en el Vaticano, en algunos casos sin conocimiento del
propio Papa, quien, como el rey de La carta robada de Poe-Lacan, supuestamente
estuvo ciego a lo que pasaba frente a sus ojos. Al parecer este podría ser otro
motivo de la apresurada renuncia de Ratzinger.
Según Federico Lombardi, vocero del Estado
Vaticano, el sucesor de Benedicto XVI podría quedar elegido para Pascua, esto
es, cerca del 21 de marzo.
A todo esto digo yo desde mi locura:
¿Ahora que Dios se quedó sin embajador en la tierra,
significa que hemos roto relaciones con el cielo?
¿A dónde irán los que se mueran hasta que se elija a un
nuevo embajador divino?
No me digan que el Papa es humano, pues Jesús también lo
era y se dejó matar, es decir defendió sus creencias hasta la muerte, y si se
hubiera hecho el cojudo, como Benedicto, siendo supuestamente hijo de Dios,
hasta ahora estaría vivito y coleando ¿no?, aunque los curas aún después de
muerto lo siguen haciendo chambear todos los días en todas las misas, sacándole
la sangre y chupándosela a diario además de repartir su supuesta carne a
diestra y siniestra.
O ¿ustedes creen que si Jechu hubiera tenido algo así como
un papamóvil, hubieran podido matarlo?
¡¡¡Y no me vengan con que el Papa, hizo bien en renunciar porque sus médicos le dijeron que su vida
peligraba ya que estaba cocho!!, PUES ENTONCES
¿¿ QUÉ PASÓ CON SU FE???
ES DECIR, ¿¿EL MISMÍSIMO JEFE MÁXIMO DE LA IGLESIA Y
REPRESENTANTE DE DIOS EN LA TIERRA, NO TENÍA LA SUFICIENTE FE PARA PENSAR EN
QUE DIOS LO AYUDARÍA A SALIR ADELANTE??
Bueno, eso demuestra que los curas te meten un cuento que
ni ellos mismos creen, es decir, algo así como lo que se les dice a los niños
sobre Papa Noel, y si por casualidad el niño te dice una navidad que vio a papa
Noel dejar sus regalos, te K-gas de la risa, pues tú mismo sabes que lo que le contaste
fue un cuentazo.
Yo sé que este post traerá mucha cola, pero así somos los
locos, decimos la verdad de lo que pensamos directamente y sin rodeos.
Fuentes:
pijamasurf
NYT y TIME
The Great Catholic Cover-Up, de Christopher
Hitchens en Slate
La increíble vida de
Marcial Maciel, de Juan G. Bedoya en El País
Diálogo entre la razón y
la fe, debate entre el teórico social Jürgen Habermas y Joseph
Ratzinger