Ayer,
que me encontraba como siempre en el manicomio, pero más aburrido que
partido de ping pong x radio, se me
ocurrió dar un vistazo al Facebook del Hannival Lecter Peruano, alias Don Vladi, y esto fue lo
que encontré.
¿Habría que hacerle caso?, SAQUEN USTEDES SUS PROPIAS CONCLUSIONES,
PUES COMO SABEN A MÍ NO DEBEN HACERME CASO, YA QUE ESTOY MÁS LOCO QUE UNA
CABRA.
LA
GUERRA REVOLUCIONARIA SENDERISTA CONTRA EL ESTADO PERUANO
Martes, 23 de octubre de 2012
Habiendo señalado en mi artículo anterior los objetivos que busca la
escalada terrorista y la respuesta errónea del Estado para combatir esta
amenaza, aplicando un anacrónico modelo de seguridad reactivo[1], porque no se
entiende la clase de guerra que viene desarrollando Sendero Luminoso, es que
escribo este otro artículo con el carácter ilustrativo.
¿Con qué finalidad?
A fin de que se entienda en su real dimensión la amenaza que
representa, actualmente, para el Estado Peruano el accionar de dicha red
terrorista y sus implicancias a nuestra Seguridad Nacional en el ámbito
interno.
Ello, me obliga a explicar de manera muy objetiva y concreta la
evolución que ha tenido el senderismo desde sus orígenes hasta la fecha. Y el
modelo de Guerra Revolucionaria (GR) que implementó cada década, en función a
sus objetivos políticos y militares.
Claro está, como actores no estatales internos predominantemente
clandestinos y asimétricos.
Antecedentes
En mayo de 1980, la red terrorista Sendero Luminoso dándonos una
sorpresa estratégica inició las operaciones de guerra popular prolongada contra
el Estado peruano, presentando la ecuación de Guerra Revolucionaria (GR)
siguiente:
GR = ATG
x AOF x
GP x OL
25% 25% 25% 25%
Como vemos, dicha ecuación está compuesta por cuatro factores con un
porcentaje de 25% cada uno de ellos. El primero, es el Factor Militar; y los
otros tres, son los Factores Políticos, de acuerdo al desagregado que a
continuación se indica.
FACTOR MILITAR (25%)
ATG = Acciones Terroristas
y Guerrilleras
FACTORES POLITICOS (75%)
AOF = Acciones de los Organismos de Fachada.
GP =
Guerra Política.
OL =
Ofensiva Legal.
Vista así la ecuación, en este modelo de Guerra Revolucionaria (GR)
senderista, priman los Factores Políticos (al sumar un 75%), sobre el Factor
Militar (que es de sólo un 25%).
En consecuencia, esta clase de guerra es esencialmente política y no
militar. Por ende la respuesta del Estado peruano debería ser más política que
militar. Y no a contrario sensu como erróneamente viene sucediendo.
¿Qué pasó en la década de los 80?
Ahora veamos qué pasó con la Guerra Revolucionaria (GR) en la década de
los 80 durante los gobiernos del arquitecto Fernando Belaunde Terry (1980 -
1985) y del doctor Alan García Pérez (1985 - 1990).
Estos dos presidentes durante su administración no fijaron los
objetivos políticos ni tampoco definieron los propósitos estratégicos de sus
respectivos gobiernos con la finalidad de combatir a dicha red terrorista, que
constituía una seria y peligrosa amenaza a la Seguridad Nacional.
Por eso la estrategia militar marchó sin rumbo definido y a su libre
albedrío, pues no hubo ninguna relación entre la política (responsabilidad del
estadista) y el conductor de las operaciones (en ese entonces el presidente del
Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas).
Ante dicho vacío y estando a la falta de directivas de gobierno en
materia de lucha contra el terrorismo, las Fuerzas Armadas no pudieron
establecer ni menos precisar los objetivos militares que les correspondía.
Además, no conocían al enemigo, ni entendían la clase de guerra que
venían desarrollando. Manteniendo la desfasada y anacrónica doctrina contenida
en el Manual ME 41-1 “Operaciones Contraguerrilleras” de 1965[2].
Así como una indebida estructura organizacional propia de Guerra de
Tercera Generación (3GW) que corresponde para poder enfrentarse contra FFAA de
un Estado. Y no era la adecuada ante un actor no estatal interno que
desarrollando la Guerra Revolucionaria (GR) practica la Guerra Asimétrica contra
el Estado peruano. De ese vacío y error garrafal se aprovechó Sendero Luminoso
para avanzar inconteniblemente.
Ello, se grafica en el Anexo N° 1 en donde se podrá ver cómo se dio la
ecuación de Guerra Revolucionaria (GR) en la década de los 80[3]:
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¿Qué pasó en la década de los 90?
Cuando el ingeniero Alberto Fujimori Fujimori, resultó elegido – en
1990 – como presidente de la República, la red terrorista Sendero Luminoso
venía durante una década desarrollando exitosamente la precitada ecuación de
Guerra Revolucionaria (GR). Era una especie de VIH que estaba inmerso en el
cuerpo social.
Con cuyo tipo de guerra no convencional había logrado arrinconar al
Estado peruano durante la década de los 80. Que estaba en vías de convertirse
en una dictadura maoísta como la Camboya de Pol Pot y los Kmer Rouge, es decir,
Abimael Guzmán buscaba tomar el poder.
Entonces, la primera tarea que tuve como analista de inteligencia, fue
exponerle al nuevo jefe de Estado la “Apreciación de Inteligencia Estratégica
Nacional[4]”
¿CON QUE FINALIDAD?
Para explicarle en qué consistía la Guerra Revolucionaria (GR)
senderista y su ecuación. Proyectándole los escenarios de riesgos y amenazas
que representaba a la Seguridad Nacional dicha red terrorista que operaba
formando coaliciones con las redes del narcotráfico. Ello, con la finalidad que
tuviera una visión macropolítica de la situación de crisis generalizada que
afectaba la viabilidad del Perú como Estado – Nación.
Y desde luego, ayudarlo en el diseño de una estrategia integral de
gobierno en materia de lucha contraterrorista que se debía implementar a partir
del 28 de julio de 1990.
El primer mensaje a la Nación dado por el presidente Fujimori, marca el
inicio de la nueva estrategia, pues considerando la naturaleza política de la
guerra el hecho de que el terrorismo es un fenómeno político, había que hacerle
frente a dicha amenaza con un esquema estratégico diferente.
En dicho mensaje el primer mandatario tomó la decisión política de
fijar con absoluta claridad los objetivos políticos y definir los propósitos
estratégicos del gobierno para lograr la Pacificación Nacional.
Y para alcanzar estos objetivos políticos se tenía que emplear
racionalmente todos los recursos humanos, económicos, físicos, psicosociales y
políticos de la Nación, incluyendo sus Fuerzas Armadas y a los órganos de
inteligencia.
En esa línea de pensamiento, la política de la Defensa Nacional para el
ámbito interno fue implementada por el Consejo de Ministros mediante la
Directiva N° 001-90-SG-MD/SDN para el “Planeamiento Estratégico de la Defensa
Nacional”, aprobada por el Decreto Supremo N° 066-MD/SDN del 10 de diciembre de
1990.
Y en el año de 1992, implementada por el Consejo de Defensa Nacional a
través de la Directiva N° 003-91-MD/SDN del 12 de noviembre de 1991 para el
“Planeamiento de la Defensa Nacional para la Pacificación”, aprobada en la
misma fecha por el Decreto Legislativo N° 751. En donde se fijaron las
estrategias generales en los campos o dominios de actividad: político,
económico, psicosocial y militar.
Con respecto al dominio militar, se cumplió con implementar la política
establecida en las dos predichas directivas de gobierno, para que la estrategia
militar a cargo del presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas,
mediante la Directiva de Dominio, pudiera fijar sus respectivos objetivos
militares. Es decir, tuvieron brújula y un rumbo definido.
E igualmente mediante el Decreto Legislativo N° 743, se modificó la
estructura organizacional de las FFAA creándose el Comando Operativo del Frente
Interno (COFI) a efectos de la Pacificación Nacional, garantizando el principio
doctrinario de “Unidad de Comando”, que es fundamental en la lucha contra las
redes terroristas. Y asimismo, se actualizó la doctrina.
También se redefinió la estructura organizacional del Sistema de
Inteligencia Nacional y de su ente rector el Servicio de Inteligencia Nacional,
mediante el Decreto Ley N° 25635. Y se reconceptualizó la doctrina de
inteligencia y contrainteligencia adoptándolas al reto de los conflictos
asimétricos.
Todo el marco jurídico que se implementó en materia de Seguridad
Nacional, brindó un soporte a la decisión política del presidente Fujimori. Con
cuyas normas legales el Estado peruano recuperó la iniciativa frente a la
ofensiva senderista.
Además, se crearon los mecanismos institucionales para canalizar la
participación activa y democrática de la población, a través de las rondas
campesinas y los comités de autodefensa, a fin de aislar a los sectores
terroristas de su seno con el objetivo de lograr que éstos carezcan de
cualquier apoyo popular.
Los planificadores terroristas y sus comandantes de operaciones,
considerando el éxito que tuvieron en la década de los 80, mantuvieron
inalterada la ecuación de Guerra Revolucionaria (GR) durante todo el gobierno
del presidente Fujimori.
Ello, pensando erróneamente que el nuevo jefe de Estado continuaría con
la misma inacción de sus dos antecesores. Y que no habría una reacción del
Estado peruano frente al avance senderista.
Pero, se llevaron una tremenda sorpresa con la nueva estrategia que
resultó eficaz y produjo un punto de quiebre al frenar el avance de dicha red
terrorista. Según me refirió personalmente el propio Abimael Guzmán Reinoso,
para quien el ingeniero Fujimori, resultó ser un ajedrecista. Y no un jugador
de damas, como pensaban ellos.
Ello, se ve graficado en el Anexo N° 2, en donde se podrá ver como se
dio la ecuación de Guerra Revolucionaria (GR) en la década de los 90.
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¿Qué viene pasando en el siglo XXI (2001-2012)?
Sendero Luminoso celebró como una gran y decisiva victoria, después de
tantas derrotas, la caída de “El chino Fujimori”. Nuevamente tendría gobiernos
cuyas administraciones erráticas le permitieron crecer y empoderarse bajo el
patrocinio y financiamiento extranjero de las castas enemigas del Peru.
A partir de 2001, dicha red terrorista es un virus mutante que conoce
la forma como el Estado lo combatió y desarticuló y sabe también que tras el
ciclo de Fujimori había llegado un ciclo distinto, aprovechable para la
reconstitución partidaria y continuación de la guerra popular prolongada.
En consecuencia, los planificadores terroristas y sus comandantes de
operaciones, en base a las reglas de la experiencia, redefinieron el orden de
los factores en la ecuación de Guerra Revolucionaria (GR), para jaquear
nuevamente al Estado peruano, tal como lo hicieran exitosamente en la década de
los 80.
Entonces la ecuación de Guerra Revolucionaria (GR) adoptó la siguiente
configuración; que se mantiene vigente hasta la actualidad:
GR =
OL x GP
x AOF x ATG
¿Con qué objetivo?
Lograr la “Reconstitución partidaria” de manera progresiva
.
Pues bien, aplicando la Ofensiva Legal (OL) Sendero Luminoso logró recuperar la iniciativa durante los
gobiernos de Valentín Paniagua y Alejandro Celestino Toledo, consolidándola con
la Sentencia que expidiera el Tribunal Constitucional el 3 de enero de 2003
(Expediente N° 010-2002-AI/TC) mediante la cual se declara la
inconstitucionalidad de las leyes antiterroristas dictadas en la década de los
90, así como la anulación de todos los juicios seguidos ante la Justicia
Militar contra sus cabecillas y los comandantes de operaciones de
aniquilamiento.
A partir de ese entonces, empezó – como un objetivo político - lo que
en doctrina senderista se llama: “Reconstitución partidaria”, a cargo de la
“Fracción Roja”, integrada en ese momento por los cuadros que se encontraban en
libertad de manera encubierta y que no habían sido capturados.
Así como por aquellos que obtuvieron su libertad gracias a la Sentencia
del Tribunal Constitucional y a los nuevos juicios en el Fuero Común, que han
posibilitado – según declaraciones del abogado de Abimael Guzmán Reinoso,
Alfredo Crespo Bragayrac que con la ayuda de organismos internacionales de
derechos humanos y apoyo financiero de muchas fundaciones norteamericanas – la
liberación de 4500 internos terroristas quedando solamente 500 de un total de
5000 capturados, procesados y condenados.
Estando a lo precedentemente expuesto en los últimos tres párrafos, a
continuación veamos: ¿Cuál es hoy la percepción de la ciudadanía sobre la
gestión gubernamental de los presidentes Valentín Paniagua y Alejandro
Celestino Toledo en materia de lucha contraterrorista?
¿Percepción ciudadana sobre Paniagua y Toledo?
Según revela un sondeo a nivel nacional de la encuestadora Datum, publicado
en el diario Perú 21, el 15 de octubre de 2012, los gobiernos de Valentín
Paniagua Corazao y Alejandro Celestino Toledo Manrique actuaron con “mano
blanda” contra el terrorismo. Lo cual demuestra hoy el sentir de la población.
¿Por qué?
Porque un 53% de encuestados considera que el presidente Valentín
Paniagua, fue BLANDO en la lucha contra las huestes de Abimael Guzmán.
Pero, la cifra crece exponencialmente para el régimen de Alejandro
Celestino Toledo, pues un 68% de encuestados considera que fue BLANDO y
benevolente con el terrorismo.
Recordemos que, estos dos gobernantes iniciaron la persecución judicial
contra militares, policías y personal de inteligencia que enfrentamos a las
redes terroristas.
Y permitieron la actuación desmedida de las ONG de derechos humanos con
su aparado mediático, junto con la izquierda caviar y la jurásica.
En el caso de Toledo, la mano blanda contra el terrorismo se explica
porque la Seguridad Nacional no le importaba en absoluto. Prefería irse de
vacaciones, viajando al balneario de Punta Sal, en el avión parrandero, para
que su amigo “galleta”, el guitarrista, le cantara: “Pasameeeee la botella, que
quiero estar más cerca de ella…”, “Por unas comas más” y “En el mar, la vida es
más sabrosa…”
De otro lado, esta red terrorista en la búsqueda de su objetivo,
igualmente ha mantenido la iniciativa durante todo el segundo gobierno de Alan
García (2006-2011). Y lamentablemente la mantiene en lo que va del actual
régimen de Ollanta Humala, quien no ata ni desata frente a esta clase de guerra
asimétrica.
¿Por qué mantiene la iniciativa Sendero Luminoso?
Porque ninguno de los cuatro últimos jefes de Estado (Paniagua, Toledo,
García y Humala) durante sus respectivas administraciones, tomaron la decisión
política de fijar con meridiana claridad los objetivos políticos y definir los
propósitos estratégicos de sus gobiernos para combatir a esta red terrorista
que, insisto, operan formando coaliciones con las del narcotráfico.
Y están haciendo una guerra de redes y coaliciones contra el Estado
peruano, mediante una conjunción estratégica de actores no estatales internos
predominantemente clandestinos y asimétricos.
En cuanto al presidente Ollanta Humala Tasso en los dos mensajes
dirigidos al Congreso:
2011, al asumir el poder; y el 28 de julio de 2012, al cumplir el
primer año de su administración, reitero, valga la redundancia, no ha señalado
al país cuales son los objetivos políticos, ni menos definido los propósitos
estratégicos de su gobierno para combatir al terrorismo.
Asimismo, tampoco ha emitido una Directiva de gobierno fijando las
estrategias generales en los campos político, económico, psicosocial y militar.
E igualmente, tampoco ha precisado cuáles son los objetivos y acciones
de política para los ministerios, organismos públicos, gobiernos regionales y
locales. Así como para el Sistema de Inteligencia Nacional (SINA). Además, la
coordinación de acciones para los efectos del planeamiento de la pacificación,
el marco institucional de quien dirige la estrategia y su financiación.
Por esas omisiones la estrategia militar a cargo del jefe del Comando
Conjunto de las Fuerzas Armadas, marcha sin rumbo definido. Pues le
correspondería emitir – a partir de la Directiva de gobierno – la Directiva de
Dominio para el planeamiento en el campo militar que fije, a su vez, los
objetivos estratégicos para los Elementos de Maniobra del CCFFAA para el Frente
Interno, Institutos de las FFAA, la PNP y Reserva Estratégica del CCFFAA.
Además, la estructura organizacional de las FFAA y la doctrina que
utilizan para planificar sus operaciones en el VRAEM, resulta inadecuada pues
corresponde a la fase de Guerra de Tercera Generación (3GW).
Esto, frente a un adversario que practica la Guerra Asimétrica como
variable principal de la Guerra de Cuarta Generación (4GW). De ahí los
continuos fiascos y reveses operacionales de las fuerzas del orden, conforme se
puede apreciar en el Anexo N° 3.
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Asimismo, no se entiende que esta clase de amenazas exige otra clase de
servicios de inteligencia, empezando por sus recolectores y analistas que
deberían ser profesionales y no diletantes.
La “Unidad de Dirección” es fundamental en la Comunidad de
Inteligencia. Y la aplicación eficaz de los principios doctrinarios de
“Especialidad, Exclusividad y División de Funciones”. En este escenario la
inteligencia de fuentes humanas (HUMINT) será más importante que nunca.
Finalmente, luego de 15 meses de gestión del actual régimen, el
Director Ejecutivo de la DINI (cuyo nombre, como en el pasaje cervantino, es
preferible no recordar) siendo responsable de conducir a la Comunidad de
Inteligencia peruana, ha FALLADO. No es la persona adecuada para el cargo.
¿Por qué?
Porque sencillamente, no entiende ni conoce las líneas de pensamiento
doctrinarias que rigen los conceptos de seguridad, política, estrategia e
inteligencia. A él le es aplicable el viejo aforismo: “lo que Natura no da,
Salamanca no lo presta”. Ya lo sabemos.
Ahora bien, las razones por las cuales viene fracasando el Estado
peruano en lo que va del presente siglo, se ve reflejado en el hecho que no
entienden que sigue vigente el gran objetivo de poderosas fuerzas extranjeras
de seguir financiando a sendero para tomar finalmente el poder y devorarse los
recursos naturales del Peru y consecuentemente el gobierno no entiende la
ecuación de Guerra Revolucionaria (GR) que viene desarrollando la red
terrorista Sendero Luminoso.
Ahora bien, las razones por las cuales viene fracasando el Estado
peruano en lo que va del presente siglo, se ve reflejado en el hecho que no se
entiende la ecuación de Guerra Revolucionaria (GR) que viene desarrollando la
red terrorista Sendero Luminoso conforme es de verse en el Anexo N° 4.
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